Loading Now

La historia de la Casa de la Cultura de Juchitán, próxima a abrir sus puertas

La historia de la Casa de la Cultura de Juchitán, próxima a abrir sus puertas

Gerardo Valdivieso Parada

Juchitán, Oax.- La autoridad municipal ha informado que está próxima la terminación de los trabajos de rehabilitación del edificio que alberga a la Casa de la Cultura, luego de seis años de estar cerrado luego de ser gravemente dañado por el terremoto de septiembre de 2017.

La renovación del edificio no ha estado exento de polémicas por el osado diseño que le dio el arquitecto portugués  João Boto Caeiro, quien ha sido polémico por imponer en los proyectos que le han asignado, principalmente en Oaxaca, su gusto estético sin importarle la arquitectura local.

Los trabajos se han detenido varias veces y se ha pospuesto la fecha de inauguración en igual número de ocasiones, aun cuando se ha anunciado los recursos para la terminación del edificio, éstos tardaron en aterrizar para financiar los acabados de la que fue una antigua escuela.

Ante el anuncio del Ayuntamiento, se espera que sea inaugurada en una fecha simbólica como el aniversario de la fundación de la institución cultural, que fue un 22 de marzo de 1972 y estuvo a cargo del presidente de la república Luis Echeverría Álvarez.

En esa ocasión llegó el artífice de la institución que fue el oaxaqueño Víctor Bravo Ahuja, secretario de educación pública. Estuvo a cargo de mostrar las salas con que contaba la nueva Casa de la Cultura la arquitecta juchiteca Sofía Musalem, quien diseñó y dirigió la rehabilitación del edificio en ese tiempo.

La arquitecta Sofía Musalem lo recuerda muy bien pues la vieja escuela la convirtió en un centro cultural con salas de etnografía, arte precolombino, de arte moderno, una sala audiovisual, dos bibliotecas, talleres, en sólo 28 días.

Recuerda el día en que el entonces secretario de Educación Pública Víctor Bravo Ahuja le habló por teléfono para recordarle una leyenda que ella misma le había contado: “¿en cuánto tiempo construyeron la iglesia de San Vicente los binniguenda?” le preguntó, ella le contestó que en una noche, entonces el funcionario oaxaqueño le dijo que tenía 28 días para crear la Casa de la Cultura.

La Casa de la Cultura era parte de un proyecto más amplio para la ciudad, la rehabilitación del Centro Histórico de la ciudad alrededor de tres ejes: centros culturales, educativos y mercado, por lo que se arreglarían los dos parques y se empedraría las calles céntricas, eso solamente respecto al centro.

En 1971 el arquitecto Lorenzo Carrasco y Sofía Musalem, que trabajaba en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el INBA, realizaron un estudio integral de la ciudad que dio como resultado un proyecto de central de abastos, mercados periféricos, rescate y restauración del palacio municipal, del templo de San Vicente, los portales y un mercado de artesanías.

Todo inició con el incendio del viejo mercado en 1970 y la pretensión de derribar el palacio municipal para construir en su lugar un nuevo mercado. Un grupo de ciudadanos se opuso, encabezados por Victoriano López hicieron llegar su queja hasta el secretario de educación, quien envió a Sofía Musalem para realizar un estudio sobre el valor artístico del inmueble y salvarlo.

En una reunión en el cine Lux se presentó el proyecto a las locatarias y taxistas, que se pusieron al proyecto, querían que el mercado se construyera en el mismo lugar y llenaron de improperios a su principal creadora que salió llorando de la reunión, pues el gran proyecto que le había solicitado Bravo Ahuja que realizara “sin  límites” se cayó.

Sin embargo el proyecto de la Casa de la Cultura lo mantuvo consiguiendo los permisos necesarios y todo el papeleo. Al proyecto se uniría el pintor Francisco Toledo, cuando el secretario de educación, le habló para que se reuniera con él.

Ella no lo conocía, se encontraron en el café Viena en la ciudad de México, el pintor no sabía muy bien qué hacer con una colección de figuras prehispánicas que quería exponer, contó la restauradora.

Para la rehabilitación de la Casa de la Cultura participaron entusiastamente los juchitecos, desde su presidente municipal, Manuel Musalem Santiago, hasta las mujeres juchitecas que donaron sus trajes regionales para ser exhibidos, campesinos y pescadores donaron sus implementos, Francisco Toledo aportó una invaluable colección de pinturas para una primera exposición de arte contemporáneo.

Los 28 días fueron de mucho trabajo porque la antigua escuela secundaria estaba casi en ruinas, se tuvo que crear un jardín trasplantando árboles endémicos en un patio vacío, sin faltar los problemas empezando por el director que se opuso al principio a salirse.

La nueva institución cultural iba ser la tercera casa de la cultura del país y la primera en una comunidad indígena, no lo pensó siquiera y se empeñó en dejarla terminada ya que no habría otra oportunidad, así derribó techos, eliminó muros, puso a trabajar a los albañiles en tres turnos para acabarle el día indicado: el 22 de marzo de 1972.

“Fue muy dura la construcción, fue un esfuerzo físico terrible, porque había que hacer calas y demoler muros al mismo tiempo, demolimos todo un aula para liberar el atrio del templo de San Vicente”.

Con la ayuda de familiares, amigos y el pueblo general se creó el museo de arqueología con piezas donadas de las colecciones particulares, el museo etnográfico también hubo algunos objetos como trajes tradicionales que donaron personas de la población.

También tuvo la nueva Casa de la Cultura una sala infantil de lectura en la que se formarían toda una generación de artistas, una biblioteca que albergaría principalmente libros de arte, el presidente de la república Luis Echeverría Álvarez donaría diez mil libros para ambas bibliotecas, además de donaciones de libros de particulares.

Se creó una sala de cine, un auditorio, una pinacoteca, por órdenes del secretario de Educación Pública se creó una sala especial en donde exponer la obra del pintor Francisco Toledo y de las obras donadas por sus amigos artistas y una explanada con un teatro al aire libre.

La restauradora recordó que la inauguración fue bonita con la presencia del presidente de la república, el secretario de educación y el gobernador del estado, pero lo realmente difícil fue al otro día cuando se sentó con Francisco Toledo para pensar cómo iban a echar a andar el centro cultural.

Como no tenían plazas varias personas se ofrecieron a dar su trabajo voluntario sin paga, empezando por la primera directora la joven Amira Musalem, las encargadas de las bibliotecas fueron maestras jubiladas y los cursos de ajedrez, música y otros cursos lo dieron voluntarios.

Con el apoyo de amigos y paisanos funcionarios en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y el Instituto Nacional de Bellas Artes, se consiguieron actividades con los artistas más importantes del país como el concierto de una sinfónica nunca antes visto en el pueblo.

El primer programa de actividades de la Casa fue en mayo, la armó con el pintor juchiteco del cual guarda el diseño original del programa como un tesoro pues está adornado con dibujos de Francisco Toledo.

Share this content:

Post Comment