La crisis de los comisariados por el dinero de los polos de desarrollo
Gerardo Valdivieso Parada
El demonio del dinero domina el mundo. Todo está regido en torno a la generación de más valor monetario. Tal vez sea un axioma muy recurrido, principalmente por las organizaciones obreras, pero es una verdad que las grandes organizaciones monetarias como el Banco Mundial o el Fondo Monetario, les dan la pauta a los gobiernos cómo deben “desarrollar sus países”. Incluido el gobierno de izquierda que lidera Andrés Manuel López Obrador, que en pos del desarrollo del país no le importa tirar millones de árboles, todo para que circule el dinero, para que haya inversiones y la gente tenga empleo. Como sucede en todo el mundo, estamos acabando rápidamente con el planeta y nadie se detiene a reflexionar sobre eso, todo sea por el desarrollo para los millones que somos. No están descabellada la solución que daba el poeta Elías Nandino sobre la preeminencia del hombre en el planeta, de que debe de haber cada cierto tiempo guerras para aminorar la cifra de humanos que acaban con la tierra, claro el poeta hablaba de las guerras como se hacían en el pasado y no en el acabose nuclear.
En el caso del Istmo finalmente se hace realidad el megaproyecto fraguado en los distintos gobiernos neoliberales en el pasado reciente: crear el corredor transitsmico, mejorando las comunicaciones como el tren, carreteras, puertos, para competir con el canal de Panamá que actualmente sufre una crisis por falta de agua, ya que para sostener el nivel del canal se usa principalmente el agua de los ríos. La intención es aprovecharlo todo, además de servir esta parte estrecha para pasar mercancías entre las economías de los dos océanos: Pacífico y Atlántico, se aprovechará para instalar industrias de todo tipo con la ventaja de las comunicaciones ágiles y acelerar el tiempo de producción de bienes como las armadoras, pero también de paso se aprovechará o expoliará, como se considere, los recursos de esta zona tan variada y de microclimas, desde los minerales como el oro, el agua limpia, el aire y la riqueza biológica.
Dicen que somos pobres porque queremos, nos iría mejor si aprovecháramos nuestros recursos. Es una paradoja. Somos ricos porque tenemos muchos recursos, tenemos el recurso invaluable que es el agua, tenemos selvas y bosques, manantiales que conocemos y visitamos una mínima parte, lo que no se nos dice es que cuando el tren del desarrollo haya explotado todo, ya no tendremos nada y formaremos parte de ese desarrollo que sufre la crisis del agua, como se ve en los estados desarrollados y “ricos” del norte, tienen dinero pero no tienen agua, tienen que ahorrar toda una vida para conocer playas paradisiacas que tenemos en nuestros pueblos vecinos.
Los primeros conflictos que ha provocado la implementación del Corredor Transitsmico, son en los pueblos que cuentan con comunidades agrarias organizados en Comisariados. En las tierras adquiridas por el gobierno para implementar sus polos de desarrollo, el gobierno escogió tierras comunales, pero en su adquisición no respetó su ser comunal, colectivo. Primero no le importó transparentar el proceso de entrega de las tierras al gobierno, dejó que los caciques y políticos maniobraran de forma anómala, por no decir tramposa las asambleas, comprando conciencias y reviviendo antiguas artimañas como la de revivir a comuneros muertos para votar. Eso pasó en San Blas Atempa con respecto a la entrega de la zona del Pitayal o en Mixtequilla, que recientemente un grupo de ciudadanos se rebelaron contra la decisión de su comisariado en la forma que entrega las tierras y se repartió el dinero.
El gobierno mexicano a través del Fideicomiso Fondo Nacional de Fomento Ejidal (Fifonafe) pagó por las tierras, en donde se planea construir un parque industrial, un total 52 millones 700 mil pesos, a 155 mil pesos por hectárea a los posesionarios sin distinguir si eran comuneros o no, y 5 millones 270 mil pesos para el comisariado de San Blas Atempa.
En Ixtepec se vendió al CIIT un polígono de tierras de 412 hectáreas, que fue avalado en una asamblea de comuneros, que también será destinado para un parque industrial “Polo de Desarrollo para el Bienestar” (Podebis). Los comuneros y posesionarios de los terrenos en Ixtepec recibieron 260 mil pesos por hectárea, además del compromiso del gobierno federal de realizar obras a favor de la comunidad y se emplee la mano de obra local en las obras y en el parque industrial. Lo último que se sabe es que estará destinado para generar la llamado “hidrógeno verde” combustible que utilizan las modernas embarcaciones, que trasciende incluso a la comuna de Ixtepec porque pretende aprovechar el agua limpia, que no viene de Ixtepec sino de los pueblos en la parte alta, desde los pueblos vecinos cercanos como Chihuitán hasta los la zona montañosa de la zona mixe-zapoteca. Por supuesto afectará a los pueblos de la planicie que la mayoría de sus habitantes cree que el agua del subsuelo está ahí por arte de magia y es inacabable. En este comisariado no ha habido ningún brote de oposición, aunque en Ixtepec existen grupos organizados que se oponen a los megaproyectos.
En tanto en Mixtequilla se dio el proceso para la adquisición por parte del CIIT de 503 hectáreas que fue avalada en su asamblea y se contempló un pago de 260 mil pesos por hectárea.
Los conflictos en ambos pueblos tiene su origen en el dinero principalmente, las ideologías y la posición política contraria al gobierno y sus megaproyectos vienen después. El gobierno no siguió el espíritu colectivo para pagar las tierras, entregó el dinero a los “posesionarios” que no son dueños y un porcentaje al comisariado, para el pueblo se prometieron obras. Por supuesto esta inequitativa repartición del dinero por las tierras ha generado descontento en el resto de la población, que no ha visto dinero en sus manos, en cambio sus contados vecinos sí. Más ha aumentado la inconformidad cuando se han enterado, que como siempre ha sucedido en el pasado, todo el proceso se llevó de forma inadecuada, sin transparencia y manejado por los pequeños caciques. El personaje más emblemático implicado en las artimañas en el proceso de la adquisición de la tierras, es el funcionario de la Primavera Oaxaqueña y aspirante a un espacio en el senado, Antonino Morales Toledo, que ha sido investigado por Fiscalía General de la República (FGR) por presunta sustracción ilegal de combustible y autocompráselo cuando era edil de San Blas Atempa, además que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), lo investigó por su vínculo con el crimen organizado en el contexto de la investigación internacional “Agave Azul” y congeló sus cuentas por breve tiempo.
Trato aparte es la inconformidad que generó la rehabilitación de las vías en la zona norte del istmo en algunos pueblos afectados, en donde se quejaron que no hubo una consulta adecuada y las obras afectaron sus pluviales.
El dinero ha sido la razón de estas inconformidades y conflictos en las comisariados. Cuando cubrí por un tiempo como reportero la cabecera de Tehuantepec, dos barrios y sus organizaciones agrarias presentaban más conflictos que derivaban en tomas de sus oficinas y maquinarias: Tagolaba y Lieza. Los dos barrios cuentan con grandes recursos. Tagolaba es el barrio que tiene más extensiones de tierras en donde se asientan hospitales y universidades, su entrega también generó conflictos, actualmente siguen grupos enfrentados por el control del comisariado para intervenir en sus riquezas. Lieza cuenta con importantes bancos de piedras y mármol. La administración de los recursos le ha traído eternos conflictos, por procesos fraudulentos en la elección de sus autoridades, señalamientos por uso indebido de sus recursos que los ha llevado a tomar los grupos disidentes sus instalaciones.
En los pueblos Chimalapas también presentan sus propios conflictos en la elección de sus autoridades, los ha salvado de la confrontación interna el objetivo común de defender sus tierras ante las invasiones chiapanecas y la preservación de sus recursos, de la selva.
En Juchitán a finales de los 70, coincidiendo con la desaparición del dirigente coceista y promotor agrario Víctor Pineda Henestrosa, se acabó con la autoridad comunal por la intervención legal de los ricos terratenientes priistas que explotaron por muchos años grandes extensiones de tierra comunal aprovechando las aguas de la presa Benito Juárez, mientras el resto de los campesinos, verdaderos dueños de las tierras, vivían en la miseria. La falta de autoridades agrarias también ha perjudicado a los módulos de del Comisariado de Bienes Comunales de Juchitán. Como en Unión Hidalgo que sus comuneros y descendientes ha iniciado un proceso para tener sus propias autoridades agrarias, cuando sus tierras han sido invadidas por las empresas eólicas limitando su desarrollo urbano además de sufrir invasiones de su territorio. O en la agencia Chicapa de Castro que mantiene conflictos de límites con el municipio de San Dionisio del Mar.
El proceso de dinamitar la organización comunal, atávica forma de organización de los pueblos, ha sido lenta pero persistente, es una guerra del pensamiento indígena contra el pensamiento occidental judeocristiana, uno cohabita con la naturaleza con el respeto que viene de los ancestros que lleva incluso a la veneración, en la naturaleza se esconden los antiguos dioses, el otro desea poseerla, explotarla, porque Dios nos la entregó.
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