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La extinción del zapoteco en la nueva clase política

La extinción del zapoteco en la nueva clase política

Gerardo Valdivieso Parada

Es tal la importancia de la lengua indígena en la política que el entonces Jefe de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard, ordenó a todos sus funcionarios de primer orden inscribirse a cursos de náhuatl, la antigua lengua franca del México colonial, era requisito indispensable como los que buscan empleo saber inglés. En algún periodo, parece que de Saúl Vicente Vásquez, se ordenó que todas las direcciones y regidurías tuvieran rotulado sus nombres en zapoteco. Coincidentemente éste fue el último edil varón que habló el Diidxazá, mostraba cierta complicación para hablarlo, pero lo usó en sus discursos políticos y de gobierno. Su sucesora Gloria Sánchez López lo habla con fluidez y destinó parte de los recursos de los famosos 65 millones para promover el orgullo por la lengua materna en las escuelas primarias, entre los niños juchitecos que en su mayoría su lengua materna es el español, proyectó que ya no se continuó.

En el pasado reciente ser zapoteco y hablar la lengua era un requisito indispensable para gobernar el municipio de Juchitán. Se decía que un edil advenedizo, Manuel Musalem Santiago, fue un gran orador en la lengua materna, por sus ocurrencias pícaras en la lengua popular que arrancaba carcajadas y ridiculizaba a sus contrincantes. No se diga durante los gobiernos coceístas, dominaba un orgullo por la lengua, aunque me parece que el sucesor de Héctor Sánchez López, Oscar Cruz, que casi lo impuso, no hablaba el zapoteco, por lo menos no en el discurso público. Todavía algunos expresidentes juchitecos se consideran expertos y conocedores de la lengua. No faltó alguno que tratando de hablar la lengua zapoteca utilizaba más palabras en español que otra cosa porque preparaban y hasta escribían sus discursos en español, en cambio en zapoteco improvisaban con los resultados sabidos, que incluso lo entendían los que no dominaban la lengua. Como cuentan que le sucedió a Andrés Henestrosa, que durante la gira del candidato José Vasconcelos por Juchitán, el entonces joven estudiante, se echó un discurso tan plagado de palabras en castilla que Vasconcelos le dijo en broma que había hablado tan bien la lengua local que hasta él le había entendido.

Pocos políticos jóvenes dominan la lengua de sus ancestros zapotecos, el candidato de Morena en la pasada elección Héctor Pineda Santiago, no sólo lo habla con fluidez y perfección también escribe versos en Diidxazá. René Vásquez Castillejos, asesorado por su hermano el lingüista Víctor Cata, también ha presentado elaborados discursos en la lengua. De ahí el resto de la joven clase política juchiteca no lo habla públicamente ni por asomo para no hacer el ridículo, siendo los juchitecos tan celosos con su lengua que cuando se pronuncia mal siquiera una palabra, un acento, puede llevar a la grosería o a la franca carcajada.

Lo más lamentable no es que se extingan los discursos públicos en zapoteco, si no que la clase política que llegue al poder al no hablarla no valore su gran importancia, como sí lo calibró con el náhuatl aquél exjefe de gobierno, y no se apoyen desde el poder municipal los esfuerzos para evitar su extinción en el habla de las nuevas generaciones.

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