El edificio de los Símbolos Patrios el espacio perdido de las noches juchitecas
Juchitán, Oax.- Aunque no está considerado dentro del Catálogo de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) porque su construcción es relativamente reciente y no tiene la misma antigüedad que el Palacio Municipal, el templo de San Vicente Ferrer o el edificio que hoy es la Casa de la Cultura, el Portal de los Símbolos Patrios tiene su historia.
El edificio fue inaugurado en 1934 como “Portal de la Industria” cuando era presidente municipal Amador Zarate Palacios, fue destinado primeramente para comercios, restoranes, hoteles, billares, entre otras actividades de privados.
Aunque una parte de la segunda planta estuvo inconclusa, en la parte de arriba funcionó el hotel El Edén que también funcionó como billar y restorán-bar. En la parte baja albergó por muchos años a la Biblioteca Pública Rosa Escudero que luego se trasladó a las instalaciones de la Casa de la Cultura.
Durante la administración del presidente priísta Javier Fuentes Valdivieso por la visita de los símbolos patrios a la ciudad y que fueron recibidas en este recinto, fue rebautizada como “Edificio de los Símbolos Patrios”.
Siendo edil Héctor Sánchez López se realizó una completa rehabilitación del edificio, en la que se logró construir la parte faltante del segundo piso.
Antes que el terremoto del 2017 lo dañara, el edificio albergaba varias oficinas entre ellos el de Correos de Mexico, una oficina de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, las regidurías de Cultura, Obras Públicas, desarrollo Económico y Ecología, también acogía una oficina de servicios educativos.
A principios de 2023 el Cabildo Juchiteco entregó en comodato por diez años el edificio dañado, para que fuera rehabilitado como una extensión de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO). El edificio albergará a la Escuela de Artes Plásticas y Visuales.
Ir a cenar a los portales de los Símbolos Patrios era una de las visitas imperdibles para los visitantes antes que se dañara. Las garnacheras que por décadas ofrecían garnachas, pollo garnachero y clayudas, tuvieron que trasladarse a sus casas o a otra parte del centro a ofrecer sus cenas.
Convivir al pie del edificio teniendo como fondo el palacio municipal y el concierto de trinos de los zanates del parque central fue una de las costumbres de los juchitecos. Apenas bajaba el sol ya estaban dispuestas las sillas y las mesas, estaba encendido el carbón para poner sobre él ya sea el sartén para las comidas fritas o la parrilla para las clayudas.
En las primeras horas de la tarde noche convivían las familias de toda clase, visitantes, personas de otros pueblos que venían a trabajar o comerciar antes de regresar a sus poblados. Las garnacheras aguardaban hasta las altas horas de la noche cuando llegaban los que trasnochaban en los bares, en las fiestas y las velas.
A lo largo de décadas se había ofrecido las garnachas y el pollo, y recientemente se había adoptado la clayuda. Estos pesados y grasosos manjares (aunque algunos pedían su pollo asado al carbón y su clayuda sin asiento), no lo eran tanto después de las amenas pláticas que se daban en las mesas, en las que se solían coincidir con los amigos o mitigar el hambre atroz después de una larga noche de juerga
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