La paciencia de Trinidad Valdivieso Villalobos “Na Da”
. Por: Ana Beatriz Muñoz Valdivieso.
Hablar de mujeres, es facinante, de las juchitecas del ayer, es a un mas. Na Da, asi era conocida en la comunidad, una mujer de baja estatura de tez morena, reia y hablaba lo necesario. Asi era la costumbre, el de siempre estar formal, la risa era para otras personas en especial. Ha na Da vivia en su enorme casa de tejabana, dd un lado a otro, desde la curvita de la prolongacion 16 de septiembre, en la primera seccion. La paciencia de Na Da, era extraordinaria, facinante diria, esa forma de limpiar el producto wue vendia, la hacia diferente a las demas. Na Da se dedico a vender maiz por litro, por las tardes a muy temprana hora, tomaba de sus multiples sacos, que tenia apilado en su corredor, una cantidad considerable, los cuales los vaciaba dentro de un objeto patecido, sl que utilizan los albañiles, para colar la arena sentada en una silla, Na Da edpulgaba con gran paciencia poco a poco los granos de maiz, despues de esta operacion, tomaba puños y puños, las cuales los aventaba al aire, para asi, quitarle los ultimos residuos al producto mencionado, asi repetia esta operacion, una infinidad de veces, en Juchitan nada se desperdiciaba, lo sobrante del maiz, era un manjar para las gallinas, que se colocaban debajo del recipiente en espera de su manjar. Con alegria Na Da, realizaba esta tarea, de gran ayuda, eran estos vientos, ya que le facilitaban la espulgada, ya que cuando no habia viento, lo tenia que hacer con la boca. Asi podiamos ver a Na Da, en su diario vivir, trabajando, con gusto, con alegria, observando, escuchando, el acontecer del dia, a dia de esa comunidad de esa epoca. Por las tarde noche, Na da recibia con amor, a sus primeros clientes, se sentaba, frente a su enorme tecipiente , recipientepara medir con du lata de a ltro, uno a uno, los litros de maiz, que el clirnye pidieta. Na Da recibia con amor a dus primeros clientes, quienes muchas veces, tenian que hacer largas filas, para obtener, el muy preciado producto. Con su mandil bien puesto, despues de preguntarle al cliente, cuantos litros le serviria, llenaba cada litro con tanta paciencia, que algunos clientes se incomodaban. Na Da, a veces sonreia, muy raras veces. Un dia llamo mi atencion, un cartel, donde anunciaba el precio, y la cantidad del producto, asi, el cliente sabria el precio que paharia.Na Da ademas de su oficio, participaba, en todo, lo que acontecia en la comunidad, lo mismo, se le veia participar, en misas, rezos, velorios. Fiestas, velas. Eran tiempos diferentes, en donde la gente conocia a la gente, eran tiempos de quietud, donde el saludo, era cotidiano, donde los niños, andaban dedalzos en contacto de la naturaleza, en donde la gente era feliz con lo que tenia, eran tiempos, donde se compartia lo que se tenia.
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