Antonio Santos Cisneros el último sabio de Tehuantepec
Gerardo Valdivieso Parada
Juchitán, Oax.- Como el último integrante de una generación de sabios zapotecos que se ha ido calificaron sus amigos juchitecos a Antonio Santos Cisneros fallecido hace ya 8 años en su natal Tehuantepec. Los que convivieron con él reconocieron su sapiencia, su gran ánimo, alegría, su cariño por los juchitecos y su labor por acercar a los dos pueblos.
Vidal Ramírez Pineda que fue director de la Casa de la Cultura de Tehuantepec en los noventa, entabló amistad y conoció al compositor cuando tenía alrededor de 60 años y que en ese entonces trabajaba junto con otros especialistas en la lengua zapoteca como Gustavo Toledo y Daniel Chicati García en el taller Binnigolaza que traducían el vocabulario de Fray Juan de Córdova al zapoteco de Tehuantepec.
El actual director de la Casa de la Cultura de esta ciudad dijo que admiró siempre el gran conocimiento sobre la “cosmovisión de la cultura zapoteca” que tenía Santos Cisneros, que deduce provenía de su andar por las calles y callejones de Tehuantepec.
Calificó su deceso como una gran pérdida no sólo de los zapotecos del Istmo si no de Oaxaca, ya que era el último sabio de una generación de grandes hombres, “un hombre humilde, de trabajo, él era ladrillero, y de un gran corazón”.
El autor de Costumbres Istmeñas animó a una nueva generación en las distintas disciplinas del arte y la cultura como la historia con Mario Mecott Francisco y Rómulo Gallegos y en el teatro a Marco Pétriz, resaltó.
Ramírez Pineda recuerda que el autor de la obra teatral “Ayer pasé por Tehuantepec” siempre quiso cultivar la hermandad entre Tehuantepec y Juchitán, cuenta la anécdota de cuando se hacía la grabación de Costumbres Istmeñas en el disco de Mario López “Fiesta Istmeña” con la banda Princesa Donají:
El cantante y compositor juchiteco planteó a Antonio Santos cambiar un fragmento de la letra de la canción en una parte que decía “bonito Tehuantepec, bonito no tiene igual” por “bonito Tehuantepec y bonito Juchitán”, el autor de la letra accedió sin ningún problema.
El cambio de la letra le originó al viejo compositor reclamos de algunos de sus paisanos sobre todo los más localistas, recordó Vidal Ramírez, quien sin inmutarse les decía que él había autorizado el cambio.
El entrevistado dijo que Antonio Santos vivió plenamente su cultura y sus costumbres “fue mayordomo de su barrio Santa María” y que estuvo compartiendo sus conocimientos sin ninguna reserva al que lo quisiese, y que afortunadamente duró mucho tiempo como persona longeva.
Tomás Chiñas Santiago convivió con el compositor durante cuatro años en el programa radiofónico Ráfagas del Istmo que dirigía el periodista César Rojas Pétriz en donde junto con Celso Villalobos y Daniel Chicati, tenían una sección dedicada a analizar el zapoteco.
Como representante de los hablantes del zapoteco de Juchitán aportaba y analizaba junto con los demás expertos de Tehuantepec en la que destacaba Antonio Santos, que ya era conocido como compositor de canciones costumbristas y de poner letra a viejos sones.
El juchiteco lo recuerda como un hombre alegre que contagiaba su gran ánimo, además de ser un hombre interesante por su gran conocimiento. Persona accesible también acudía a Juchitán a las invitaciones que se le hizo a participar en las estaciones radio comunitarias.
Para el historiador Víctor Cata fue de los pocos viejos zapotecos que podía analizar su cultura y su lengua, y lamentó que con Antonio Santos Cisneros se haya ido el último hablante de la lengua zapoteca de Tehuantepec que la defendía y quería preservarla.
El compositor y cantante Mario López que grabó varias de sus canciones lo recuerda como un hombre lleno de sabiduría, un zapoteco orgulloso de su origen, que tenía claro que “la cultura zapoteca nos uniforma y que somos descendientes de una misma raza”.
Con su “cúmulo de sabiduría” lo consideró un letrista de canciones, un poeta del pueblo que compuso canciones del Istmo: “lo admiro y no digo lo admiré porque los grandes hombres merecen estar en la memoria por siempre”.
Siempre orgulloso de su ser indígena escribió para el cantante juchiteco piezas que él le pidió que pusiera letra como la polka “Al besarte Concha” que es “una pieza de arraigo en toda la cultura zapoteca” pero confesó que se conservaba y tocaba en Tehuantepec.
Con la letra que le puso Antonio Santos, como muchas otras viejas piezas musicales, volvió a tener vigencia e incluso se toca en la Guelaguetza asegura Mario López quien la canta en su disco junto con “El son de los cocos” también con la letra del escritor de Tehuantepec.
Para el músico su amigo “no fue un hombre que se sintiera exclusivamente tehuano, como zapoteca se identificaba plenamente con Juchitán”, el compositor estaba más allá de las discusiones de qué pueblo tenía mejores cualidades.
Por su grandeza, aseguró, Antonio Santos Cisneros “no puede ser de un solo pueblo sino de toda la etnia zapoteca” resaltó.
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