¡Nin lo quiera San Vicente!
Podría haber sido la respuesta de Demetrio López, autor de El Feo, cuando le preguntaron si era de Juchitán, cuando prófugo de la justicia se fue asentar al norte del país utilizando un nombre falso. Sólo así se puede justificar negar el origen juchiteco, cuando el color de piel y la forma de hablar nos delatan.
Mi padre alguna vez me mencionó, con la carga de rencor que tenía contra los priistas al ser él militante coceista, que un conocido compositor juchiteco fue guardaespaldas de los poderosos de su tiempo, pistolero de los pristas detentadores del poder político. Equivocadamente supuse que se refería a Víctor Aquino “Víctor Man”.
Ese viejo dato revivió en mi mente en las notas de “Juchitán querido” cantado por el trío Xavizente, cuando Manuel Musalem Santiago narró la historia épica de Demetrio López. Todo empezaba a encajar cuando narró que el autor de “Pachanga juchiteca” siendo agente de tránsito, entró al local de “El Edén”, tienda de ultramarinos, bar, se hizo de palabra con un agente federal de vinos y licores. Ambos echaron mano a sus pistolas, madrugándole al fuereño el paisano juchiteco.
Ahí tuvo sentido para mí “el destino cruel me separó de ti” de la canción. Acto seguido hubo que huir para no caer en manos de la justicia, aunque hubiera sido en defensa propia. Estuvo por unos días en una de las rancherías cercanas donde no lo encontraran. Hubo que huir al norte con otro nombre.
Manuel López Aquino, sobrino del compositor, me confió en una selecta fiesta comilona cumpleaños del poeta Víctor Terán, entre exquisitas viandas e infinidad de licores y cerveza, que el nombre que acuñó su tío, hermano de su padre apodado “Chichi Poota’”, fue el de Arturo López Moreno, que en los años que vivió en los estados del norte llegó a ser con ese nombre supuesto “agente antinarcóticos” en el período de nacimiento y esplendor de los primeros señores de la droga.
Musalem Santiago “Tarú”, militar, piloto aviador, conocedor y acostumbrado a las armas, contó que ubicó a su paisano a pesar de los años y por las siglas en las cachas de su pistola en una estancia en el norte, donde el compositor fugado ejercía el oficio de guarura, y bromeando sobre su origen juchiteco, lanzándole indirectas, desconfiado, negó su nombre y su origen. El expresidente de Juchitán, tramó su narración con pelos y señales, fechas, lugares, nombres, anécdotas que mi mente no registró acostumbrado a que una grabadora trabaje por mí.
Pero como en la canción, “aunque muy lejos”, no olvidó su terruño, y efectivamente como implora “Dios le dio licencia de volver” luego de prescrito el delito regresó finalmente e Juchitán. Su sobrino cuenta que volvió felizmente al terruño para seguir componiendo, conocedor de la lectura y escritura de partituras, acudía a las bandas y orquestas para dar a conocer sus canciones. Manuel López confió que alguna vez lo fue a buscar a Unión Hidalgo en donde entonces trabajaba para que le presentara al director de orquesta Roy Luis
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