SAN VICENTE EL REFUGIO
Por: Ana Beatriz Muñoz Valdivieso.
Hace varias décadas la comunidad juchiteca se refugiaba en su santo patrón San Vicente. En el enorme, bello majestuoso recinto sagrado de los juchitecos, ahí donde hasta hoy habita el patrón San Vicente Ferrer. Aún guarda mi memoria, la llegada de las mujeres al templo, para contarle las penas que le aquejaban en ese momento, al salir del templo, su semblante, su rostro había cambiado, San Vicente las escuchaba y les sanaba su corazón. Eran tiempos donde no existían sicologos, ni siquiatras, mucho menos grupos de auto ayuda, que en la actualidad abundan en la ciudad. A pesar que eran tiempo en donde la mujer cumplía con todas las normas, con la que era regida la comunidad, no faltaba alguna situación del diario vivir, que aquejara, aquellas dóciles mujeres de esta comunidad zapoteca. A pesar que en este recinto sagrado de los juchitecos, un sacerdote se hallaba atendiendo en la oficina parroquial, las sabias mujeres, recurrían refugiarse en el regazo de San Vicente, esa enorme imagen, que sanaba el corazón de las dolientes. Eran tiempos donde los habitantes juchitecos, vivían en paz y armonía. Era un lugar donde toda la comunidad se congrega, cuando necesitaba de algún trámite, eclesiástico. Eran otros tiempos, que no volverán jamás.
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