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LA CANASTA DE MAMA.

LA CANASTA DE MAMA.

Por: Ana Beatriz Muñoz Valdivieso. Éramos muy felices, mis hermanos y yo, cuando mamá, llegaba del mercado, el principal, aquí solo existía el que se encuentra detrás del palacio municipal, esta ciudad juchiteca. La esperábamos y corríamos a encontrarla, le ayudábamos con todo lo que traía, su canasta era especial, ya no existen esos modelos. Era de carrizo, redonda y muy grande, de color natural con grecas al rededor, duro muchos años en casa. Después de llegar del mercado, mamá se sentaba a descansar, porque en ese tiempo había poco trasporte, algunos taxis, solamente y el urbano quedaba como a dos cuadras de la cada. Mientras mamá descansaba aprovechábamos para revisar la canasta, para enterarnos que de nuevo compro mamá. Nos gustaba el pan de sal de Ixtaltepec, una comunidad cercana a Juchitán, también nos encantaban los dulces típicos de la región, como las tostadas con dulce de coco, el dulce de muégano, el dulce de coyol, el dulce de camote, dulce de coco, a mu madre le encantaba el dulce de bisnaga, le encantaba la lima que traían las tehuanas, así como el pastel casero, que desde entonces venden en rebanadas, todo era alegría en cada, ya habiendo elegido la golosina que cada uno eligió, nos sentábamos junto a mamá, y muy felices degustamos de lo que mamá nos traía del mercado con mucho cariño, era tiempo de disfrutar con mamá ese momento. Momentos que están grabados en mi mente y corazón y que desde aquí le agradezco esos momentos que nos regalo con mucho amor.

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