El carnaval la víspera a la abstinencia de la carne
Gerardo Valdivieso Parada
Hoy, un día antes del miércoles de ceniza, se celebra en San Blas Atempa su carnaval, es lo más cercano que tenemos a este divertimento. No he tenido la oportunidad de verlo de cerca pero lo he visto en videos, pero sobre todo en fotos de nuestros talentosísimos fotógrafos locales de Tehuantepec y Juchitán.
Esto de dejar todo al último, para destramparse la víspera a los cuarenta días de abstinencia para dedicarlo a la preparación espiritual para la pascua tiempo en que Jesús dio sus últimas enseñanzas, dio muestras de humildad, luego padeció y murió en la cruz, según ordena la Iglesia Católica, es muy de mexicanos.
El pintor Miguel Ángel Charis, me contó una vez en el otrora taller de Artes Gráficas, que en Juchitán se celebraba el carnaval por fines de los 70 del siglo pasado. Que igual que como se ve en San Blas, los muxes tenían la oportunidad de disfrazarse, mencionó los nombres de Rubia y Duende, de los que retuvo mi memoria. A Duende por su estatura lo sacaban de Solín y que en un año al mejor personaje se lo dieron a un tullido. También salía un rey feo, como se ve en los carnavales alrededor del mundo, famosos como los carnavales de Veracruz, clásicos como el de Venecia Italia y espectaculares como el de Brasil.
No he estado cerca de un carnaval, a lo mucho recuerdo haber leído en “Un viejo que leía novelas de amor” de Luis Sepúlveda, en donde la esposa del personaje, al no poder concebir, se había ido a un carnaval que terminaba en una orgía sexual para poder tener un hijo, causa por la que su esposo decidió alejarse del mundo.
Foto: Luis Vil
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