LA TIENDA DE DON RAMON.
Por: Ana Beatriz Muñoz Valdivieso. En la segunda calle de la Felipe Pescador, existió una tienda, de esas antiguas, su propietario se llamó don Ramón, nunca supe sus apellidos. Era un anciano de avanzada edad, utiluzaba un bastón. Vendía todo tipo de artículos, lo que me llamaba ña atención, eran las estampitas que vendía, para llenar un cuadernillo y así te ganabas un obsequio. Nos cambiábamos las estampillas, entre los niños de ese tiempo. A veces solo era una hoja que había que llenar. Si nos faltaba alguna estampa, recorrimos las tiendas, hasta encontrarla, era una forma de pasar el tiempo y ser felices. También existieron, una cartulina de chicles que detrás de estos había un premio, pequeño pero al fin premio, con sólo eso, éramos felices. Don Ramón no nos tenía paciencia, estaba siempre de mal humor, ahora comprendo que era por la edad. Sin embargo muchad veces lo escuchábamos cantar y así comprábamos más agosto, porque era el momento de tenernos paciencia. Frente a esa tienda, exitio un terreno valdio, donde muchas veces, llegaba gente extraña a poner películas en la pared. Que bellos recuerdos aquellos, ahora comprendo, que ña vida nos ofrece buenos tiempos, solo que hay que buscar lo que nos hace felices y la vida te lleva por ahí.
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