UNA CASA NO UN HOGAR

. Por Ana Beatriz Muñoz Valdivieso.
Eran casas, no hogares, casas llenas de hermosos y finos muebles, muchos traídos de Europa. Eran tiempos de escaces, tiempos donde la mayoría de la gente vivía con poco. En donde las casas de material eran contadas. Sin embargo, eran lugares inseguros, violentos, si en las casas con escases, había violencia por faltas económicas, porque en esas mansiones pasaba lo mismo. En navidad sus enormes árboles, luces por todo lis rincones, cenas navideñas con enormes mesas, invitados especiales, coches de lujo, empresas, todo lo tenían, sin embargo, quienes lo disfrutaban por fuera era el pueblo, quienes admiraban que tanta belleza, podía existir en un pueblo abandonado por un presidente que gobernó 30 largos años. Por más que las familias trabajaban y trabajaban, nunca pudieron lograrlo. Eran casas no hogares, donde sus habitantes no eran felices, eran atados, no eran libres, de vivir, libres de disfrutar libres de equivocarse, se salir con quien quisiera, sin condiciones. Así vive la gente que vivió en casas y no en hogares, no tenían decisiones, vivían condicionados, atados a una clase social. Casas más no hogares, esos donde la armonía se fusionada con la belleza y el esplendor del lugar donde se habitaba, donde ña armonía saliera desde dentro, donde se sintieran seguros, contentos, alegres, compartiendo con todos, logrado con esfuerzo. Eran casas no hogares.