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La iguanota y el desdén a las mujeres de Miguel Hernández Urbán

La iguanota y el desdén a las mujeres de Miguel Hernández Urbán

Por Rosa Guiebe’te’

Leí y vi con estupor que en Tehuantepec su autoridad municipal consideró como “ícono cultural” de la capital cultural del Istmo a una iguana. Agregaré una opinión personal a esa obra, una iguanota sin ningún atributo artístico salvo el que sea candidata a los record de Guinness a la escultura más grande de ese reptil. La iguana no es un ejemplar endémico de la región y tampoco es un animal en vías de extinción, como bien lo consideró el biólogo juchiteco Alfredo Saynes, pues existe en cantidades considerables en otras partes del país y del mundo. También es cierto que en la región existen muy pocas iguanas por la alta demanda para la mesa de los istmeños, lo que ha llevado a traficarlos de los estados vecinos y también que una familia en la Quinta Sección de Juchitán ya tenga una granja para su venta y sacrificio atrás de su casa, por el buen negocio que resultan por su alto precio.

Volvamos al caso de Tehuantepec, dirán algunos qué diablos anda opinando una teca de los monumentos de Tehuantepec, no lo crean en Juchitán tenemos nuestros propios adefesios que se pueden ver al entrar a la ciudad. A diferencia de la iguana el “ícono cultural” por excelencia de Guizii es la tehuana, símbolo no sólo de nuestro pueblo vecino sino de toda la región, del estado y del país. En ninguna en ninguna otra región, estado, país y el mundo se puede reclamar ese porte ni ese traje, es único y se le identifica con el gentilicio del pueblo tehuano.

Ese símbolo se verifica en una escultura también muy presumida por muchos en las redes, pero siempre omitiendo el nombre de a su autor -como si la escultura hubiera bajado del cielo- que lo donó por su amor a este pueblo. Su valía y reconocimiento a su autor es recordado por el historiador Mario Mecott Francisco que celebró sus XV años en el 2023. Se comprende que el desdén hacia el escultor de la obra sea por no ser originario de Tehuantepec, y se privilegie la obra de dos tehuanos cuyo monumento los descubre como artistas de reducida imaginación, capacidad técnica y originalidad.

Miguel Hernández Urbán se llama el autor de “La Tehuana”, originario del estado del México del explosivo pueblo de Tultepec, según el altísimo reportero Ángel Mendoza, fue inaugurada el 15 de octubre de 2008 por iniciativa de la presidenta de la fundación “Tehuantepec es mi linda tierra” Sofía Villanueva Reyes, en reconocimiento a la trascendencia histórica de las mujeres istmeñas. La presentación de la escultura se hizo coincidir con el 185 aniversario de la creación del istmo de Tehuantepec.

Ojalá que la autoridad municipal se acuerde de realizar el reconocimiento debido a la gran aportación al pueblo de Tehuantepec que es el monumento a la tehuana, de gran valía económica (se podría sacar como mil cuchillos de hacer inoxidable de la escultura) e invaluable valor artístico, y por supuesto agradecimiento público al artista donador del monumento el próximo 15 de octubre, aunque en su memoria, ya que Urbán falleció en 2017.

“Las Juchitecas” esperan su mejor momento

En 1958 Miguel Hernández Urbán era secretario general de la Sociedad de Alumnos de la Escuela de Artes Plásticas de San Carlos, y como tal viajó con sus compañeros y maestros de esa escuela a Juchitán, quedó de tal manera prendado de sus velas que durante mas de 40 años no dejó de venir a sus fiestas en mayo. El escultor, pionero de la escultura con acero en México, murió en su natal Tultepec a la edad de 81 años.

El escultor juchiteco Moisés Cabrera lo conoció en su primera visita, él era estudiante de la escuela de arte La Esmeralda, quien recuerda que de esa generación de San Carlos que llegó destacan “Luis Nizishawa, gran pintor, Amador Lugo, Gustavo Martínez Bermúdez, que figuraron en la plástica”.

El creador del Monumento a los Héroes del 5 de Septiembre atestigua que el joven Miguel Hernández Urbán retornaba al pueblo cada que podía: “todos los años, en todas las vacaciones, en los puentes, empezó a ir a la casa y ahí empezó una gran amistad”.

Calificado por el artista juchiteco como “amigo extraordinario, hábil, audaz” llegó a comprar una casa en la Octava Sección y “llegó a sentirse juchiteco”.

Por su parte los integrantes del Foro Ecológico Juchiteco recuerdan la amistad que trabó el escultor con el fundador del Foro, Julio Bustillo Cacho, y su entusiasta apoyo al Festival del Río al que apoyaba todos los años con las luces de bengala traídos de su natal Tultepec.

En 1997 donó la escultura “Las Juchitecas” ubicado sobre el bordo del río entre los dos puentes escenario del Festival del Río, la que montó junto con sus trabajadores. Años después el viento dobló las esculturas y el propio artista volvió a restaurarlas.

Actualmente la escultura se encuentra en resguardo del Ayuntamiento Juchiteco, que prometió colocarla en un lugar privilegiado en la ciudad sin que hasta ahora no se haya hecho. Cuando dos esculturas valiosas del crucero han sufrido el daño de la naturaleza y el tiempo, una ha desparecido de la autoría de Víctor Chaca y la otra por desaparecer obra de Moisés Cabrera, le vendría bien a la ciudad rehabilitar la obra de Hernández Urbán.

Miguel Hernández Urbán fue asistente de los maestros pintores David Alfaro Siqueiros y José Chávez Morado. Años más tarde, impartió clases en la Academia de San Carlos.

Es creador del Simposio Internacional en Metal en Acero Inoxidable que ha convocado a lo largo de los años a artistas de talla internacional en las instalaciones del Museo Taller Miguel Hernández, ubicado en Tultepec.

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