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La batalla del 5 de septiembre una elaborada estrategia militar

La batalla del 5 de septiembre una elaborada estrategia militar

Gerardo Valdivieso Parada

Juchitán, Oax.- El 5 de septiembre de 1866 se consumó una estrategia militar de los jefes y oficiales del batallón Zaragoza que resguardaban la plaza de Juchitán, que eran en su mayoría juchitecos encabezados por el comandante militar oaxaqueño Crisóforo Canseco.

Aunque actualmente incluso algunos juchitecos dudan de la escena histórica, existen en los archivos informes del visitador imperial Juan Pablo Franco al mariscal Bazaine sobre los preparativos para tomar la plaza de Juchitán desde Tehuantepec.

Para la defensa de la plaza juchiteca el batallón Zaragoza contaba solamente con 500 elementos, mientras que la columna francesa encabezada por el XIX Batallón conocida como “Cola del diablo” y las fuerzas regionales comandadas por Remigio Toledo alcanzaban los 2500 hombres bien pertrechados.

Cuando el 2 de septiembre los juchitecos eran advertidos por los imperialistas que si no entregaban la plaza serían abatidos e incendiado la población, el comandante Crisóforo Canseco y sus oficiales, todos veteranos de la batalla del 5 de mayo de 1862 en la que defendieron exitosamente Puebla, planearon la defensa.

Su principal objetivo era ganar tiempo para poder concentrar el mayor número de refuerzos obtenidos de los pueblos vecinos, por lo que decidieron hostilizar a la columna francesa desde su llegada a Ixtaltepec, para dar tiempo a la población de abandonar sus casas siguiendo la táctica militar de la “tierra calcinada”.

Las fuerzas invasoras no podían llegar en línea recta por el empantanamiento de los caminos por lo que se trasladarían por el camino viejo dando la vuelta por Ixtaltepec y Espinal para atacar por el sur.

El primer choque se dio cerca de Espinal, una columna al mando de Anastasio Castillo hizo frente a los invasores en río Las Nutrias, en el hostigamiento al enemigo participó Francisco León quien escribió sobre los hechos, el objetivo alentar el avance mientras se conseguía mas auxilio de los pueblos vecinos a falta de pertrechos requerían el mayor número de hombres.

El pueblo que tenía como jefe político a Máximo Pineda fue evacuado rumbo al oriente refugiándose en en el sitio llamado Pozo Peralta el 4 de septiembre, día en que los franceses llegaron a las primera casas en donde se dio una defensa de la plaza por unas horas para luego replegarse, como estaba planeado.

Crisóforo Canseco durante las primeras refriegas tuvo su base en lo que ahora se conoce como Panteón Viejo, luego de que los franceses entraron a Juchitán se trasladó al Pozo Peralta en donde planeó el ataque final a los imperialistas para la mañana del 5 de septiembre.

Las fuerzas imperialistas al mando del general Luciano Prieto entraron a una ciudad sin gente, sin comida y casi incendiada, y sus hombres cansados por los combates a lo largo del día, por la noche los juchitecos siguieron hostigando al enemigo con esporádicos ataques.

En la mañana del 5 de septiembre el general Luciano Prieto se dio cuenta que las fuerzas regionales al mando de Remigio Toledo ya habían abandonado sus puestos, dejando descubierto el flanco norte por la Primera y Segunda Sección.

El comandante Crisóforo Canseco ordenó el ataque final en tres columnas, la primera dirigida por él y apoyado por Francisco León que atacó desde su posición en el oriente, Anastasio Castillo dirigió la segunda por el norte y Albino Jiménez el famoso “Binu Gada” resguardó el sur.

La batalla decisiva se dio en el día y fue sangrienta, ya que los juchitecos y habitantes de los pueblos vecinos en su mayoría no contaban con armamento y atacaron con machetes, palos y piedras, se dice que también participaron mujeres.

En la tarde el comandante de la comuna invasora Luciano Prieto ordenó la retirada hacia el sur rumbo a Tehuantepec, una zona que por las lluvias estaba empantanada, lo que hizo difícil la huida porque los franceses no estaba habituados al terreno y se hundían hasta la cintura.

Los defensores de la plaza se les ordenó dar alcance a la desbandada francesa y batirlos en su retirada, lo que significó la estocada final del triunfo sobre los franceses.

La batalla del 5 de septiembre, según el historiador Gubidxa Guerrero, se dio antes de las batallas ganadas por Porfirio Díaz en Oaxaca, como la de Miahuatlán que se dio en Octubre del mismo año.

Todavía algunos dudan que los juchitecos hubieran combatido a los franceses, pero el comandante en jefe de las fuerzas francesas el Mariscal Bazaine evacuó finalmente en marzo del año siguiente, invitando en su salida al emperador Maximiliano a abdicar y a regresar a Europa con él.

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