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La vocación sacerdotal de Arturo Lona Reyes, obispo de los pobres

La vocación sacerdotal de Arturo Lona Reyes, obispo de los pobres

Gerardo Valdivieso Parada

Tehuantepec, Oax.- El 15 de Agosto era un día especial para el Obispo de los pobres, ya que fue en esa fecha pero en 1952, cuando contaba con 27 años, que fue ordenado sacerdote; en el día de la Asunción fue consagrado obispo en la catedral de Tehuantepec en 1971 por Monseñor Manuel Jerónimo Llerena y Camarina cuando tenía 35 años.

            En este año el padre obispo celebraría 72 años de sacerdote, 23 años como emérito luego que renunciara a la titularidad de la diócesis en el 2001 al cumplir 75 años, edad límite para los obispos para administrar una diócesis. Aunque el nuncio de entonces Monseñor Pujol le había solicitado a Lona que su retiro la pasara en otra parte que no fuera la región del Istmo, Monseñor Lona se mantuvo en esta región.

            Con 11 atentados durante los 29 años que administró la diócesis y una incansable lucha por los grupos indígenas, obra que inició en Hidalgo en la zona de la Huasteca, en donde los pueblos indígenas encabezados por el entonces Obispo de Huejutla, Monseñor Salvador Rangel Mendoza, le rindieron un homenaje por su trabajo con los más pobres.

ARTURO, EL ESCOGIDO

Cuando tenía ocho años sintió el llamado de su religión para servir “cuando era un niño de ocho años, a media misa dominical el Padre Daniel gritó mi nombre, ¡Arturo! Pensé que la llamada era para otro, pero me señaló… de entre unos cuatrocientos niños y niñas en el interior del templo; desde ese momento me sentí invitado, no supe responder allí, pero me sentí invitado a participar como hijo en tu Reino de Amor, Paz, Libertad, Justicia, y Verdad, como tu hijo, hermano entre los hermanos, como sacerdote orando por mí mismo y por mis hermanos, como Obispo sucesor de los apóstoles”.

            En esta diócesis empezó a ser conocido como el padre obispo como le decían los niños en la calle, y en esta mima región descubrió que era igual a todos sus hermanos:

“Yo, Arturo Lona Reyes, un hombre común como me hizo caer en la cuenta aquel niño de Cabestrada, poblado de la parroquia de la Virgen de la Candelaria, cuando me vio llegar a su comunidad y le dijo  a su madre: ‘es igual que todos’. Hijo de Fructuoso Lona y Dolores Reyes, oriundo de Aguascalientes, soy un hombre, humano, y continúo creciendo en humanidad, hombre de Dios, sigo a Jesucristo como sacerdote y obispo crítico y fruto del mundo cristiano de mi familia, de la formación que recibí en la iglesia, en los seminarios donde estudié, del ser misionero que el Espíritu engendró en mí y me condujo hasta los indígenas del Estado de Hidalgo, después a los del istmo y del mundo.”

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