Dulces recuerdos.
Ana Beatriz Muñoz Valdivieso.
Dulces recuerdos, nos invade a los chiquillos de la primera sección, cuando cada 16 de Diciembre, daban comienzo las posadas, en la casa de doña Tomasita y la de doña Yuya ambas en la segunda y tercera calle de la Felipe pescador, en la primera sección. En aquellos tiempos, poco estaba al alcance los dulces, actualmente todos los niños tienen fácil acceso a ellos. Eran días felices, los que pasábamos, ya que cada noche hasta el 23 de Diciembre, a las 6 de la tarde, ambas familias nos esperaban con mucho amor. Con anticipación buscaban a los padrinos y madrinas, quienes serían los encargados de repartinos los dulces, o frutas y dulces. Ya sabíamos quienes daban muchos dulces, menos y pocos. Y éramos fines, cuando la madrina entraba con la colación. Teníamos que rezar y contestar el rosario y la letanía del día. Muchos de los niños se formaban antes de que terminará el rosario. Salía Lupe la hija de doña Tomasita y desbarataba la fila y los mandaba, a donde se estaba llevando a cabo el rezo. Después sería la entrega de la colación. Siempre empezaba la posada en la cada de doña Tomasita, después nos íbamos a la casa de doña Yuya, dejábamos guardados nuestros dulces, con el velador de la agencia Renault que en ese tiempo se llamaba así, después fue la agencia Nissan, bueno pues ahí le dejábamos los dulces al velador y nos íbamos a la otra posada, sin embargo muchas veces ya no nos abrían la puerta, porque, ya habíamos ido a la otra, pero cuando nos enterábamos que la madrina daría mejor colación con doña yuya, ya no íbamos con doña Tomasita. Así pasaron los años, hasta que nos hicimos jóvenes, y ya les tocó a las nuevas generaciones, a asistir y las hermosas posadas, que implementaron las familias que llegaron de Acámbaro Guanajuato, por el trabajo en la planta impregnados de madera, donde tuvieron beneficios, como la construcción de sus casas tanto en las colonias de Felipe el pescador, así como la original la planta. Gracias hasta el cielo a las familias que nos daban felicidad, en esta época del año. Ya que juchitan, era un pueblo muy pobre. Y el asistir a las posadas era una gran alegría para los niños de la primera sección.
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