ENTRE HILOS
. Por : Ana Beatriz Muñoz Valdivieso.
Entre bastidores, hilos y bordados, vivimos muchos juchitecos, cuando en cada hogar, existía uno, dos o más bastidores. En los corredores habitaban este instrumento, antes de dos tamaños, en el que se elaboraba el huipil y en el que se elaboraba la enagua, eran de dos hasta tres metros cada lienzo. Se cubrían con tela, para no copiar lo bordado, las mujeres eran muy celosas y delicadas con sus bordados, los niños curiosos, solo les permitían mirar solo por un rato y de lejitos, prohibido tocar. Las bordadoras se sentaban en butacas de madera, especiales para la ocasión. Las bordadoras buscaban un lugar con mucha iluminación. Todo era exacto, las combinaciones, hilos multicolores que las manos de las artistas diseñarán con gran hermosura. Nadie sabía el color o tipo de flores que llevaría cada joven, a las velas. La noche especial, todos conocían los diseños. Un año se tardaban para terminar un traje y era tradición, estrenar cada año, un traje regional. Entre familias elaboraban sus trajes , si les daba tiempo, elaboraban trajes ajenos. Era una tradición, la noche de las velas lucir un traje diferente, si no, lluvia de críticas entre las familias. Los carpinteros tenían mucho trabajo, tanto para elaborar las butacas, así como los bastidores. Era muy bonito, pasar por las calles y observar a cada familia elaborando sus trajes de gala. A pesar de que era un pueblo, más pobres en sus habitantes, en estas familias no se dejaba de estrenar en las festividades anuales. Juchitan fue abandonado, por no dejarse oprimir por un presidente que duró treinta años en el poder, además de tener el control total del estado oaxaqueño, los juchitecos, resistieron al abandono y al olvido de un dictador, pero nunca abandonaron sus tradiciones y costumbres que hasta el día de hoy prevalecen con las nuevas generaciones, que siguen el legado de sus ancestros.
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