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El lagarto, nuestro abuelo

El lagarto, nuestro abuelo

Gerardo Valdivieso Parada

Me preguntaron hace poco el significado sobre la ceremonia de cada año de la boda del lagarto con el presidente de San Pedro Huamelula. De plano les dije que no había leído algún artículo antropológico sobre el tema, pero que podía ser una reminiscencia de las antiguas alianzas entre los chontales con sus vecinos huaves (actualmente ikoots), ya que la lagarta representa a una princesa huave cuando en el pasado sólo eran electos varones como ediles.

Por 1450 los zapotecos venidos del valle de Oaxaca, tomaron posesión de parte de la planicie costera del istmo por medio de la guerra a los guazontecos (de ahí puede derivar el gentilicio huave ahora ikoots). El señor zapoteco que encabezó aquella invasión que se llamó Viento Lluvia o Lluvia con viento Josijopi I (Guzibii), realizó la primera alianza con el pueblo sometido en la señora Piuxicachi (levedad preciosa). Su nieto y último señor de Tehuantepec Josijopí II, realizó una última alianza al unirse en matrimonio –en la religión Católica- con el nombre de Juan Cortés con otra señora de la realeza huave Doña Magdalena de Zuñiga. Su viuda se encargó de defender y ganar los juicios en los tribunales, por las propiedades de su esposo y las de sus tres hijos ante la apropiación de autoridades españolas.

Ha trascendido también que se captó a un lagarto atravesando una carretera de Juchitán, en días pasados vecinos han reportado la presencia de lagartos en el río que han hecho presa a perros que deambulan por la zona. En el pasado reciente era común la presencia cercana de gran cantidad de lagartos principalmente en las zonas de las lagunas. Mi bisabuelo Apolonio Aquino “Ta Polonio Xhuaana’”, contó que cuando tenía que acudir a sus terrenos de cultivo, en alguna parte de su trayecto tenía que bajar de su carreta para calmar a sus bueyes, porque se ponían nerviosos por la cercanía de los lagartos y no querían seguir avanzando. Los juchitecos siguen con la tradición de acudir a adorar las cruces ubicados en el lugar sagrado llamado Guelabe’ñe’ (ciénega o laguna de lagartos), un rito reminiscencia de la devoción que tenían los antiguos a este animal mítico, que tiene relación con el origen del universo zapoteco y el primer árbol del mundo mesoamericano: el pochote “yaga biongo xhiaa”.

Víctor de la Cruz en su libro “El pensamiento de los binnigula’sa’: cosmovisión, religión y calendario”, relaciona la palabra “xhiaa” con el nombre de este monstruo sagrado antecesor nuestro, además con la palabra Zachila (zaxhiaa), deduciendo que este vocablo significa “la primera hija del lagarto sagrado”, ya que “za” era la designación de los antiguos daban al primer dedo de la mano y deviene en “primera” y “xhiaa” el nombre antiguo del lagarto (que actualmente significa algodón, alas o plumaje). En antiguas estelas mayas se puede ver al lagarto en forma de ceiba, con el hocico hacia debajo y de su tronco y cola emergen las ramas del pochote.

Sobre la captura del lagarto que hacen los chontales para casarlo con su primera autoridad o “cabeza de su pueblo” como se dice en zapoteco, existe un anécdota propia entre los juchitecos relacionado con el pescador y pitero Ninu Be’ñe’. Su sobrino -el también ejecutante de la flauta de carrizo- Germán López López, decía que además de ejecutar de manera extraordinaria los sones en la flauta –entre ellos la danza del lagarto (son be’ñe’)-, era el encargado de capturar al saurio que se colocaba a la entrada de la vela Guelabe’ñe’ que se celebraba en el centro del pueblo. Se cuenta que en una ocasión ya amarrado y colocado a la entrada de la fiesta, llegó una comitiva de mareños a pedir que se le entregara al animal, ya que explicaron era el nahual de una niña de su pueblo que padecía por el maltrato que le daban a su “guenda”.

Los zapotecos antiguamente adivinaban el nahual de un recién nacido por ciertas señales, entre los más poderosos y de buen augurio era tener el “guenda” del lagarto, se cuenta que uno de los que tenían ese nahual por huellas que encontraron en su cuerpo al nacer fue el general Heliodoro Charis Castro.

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