Frans Vanderhoff el “compa” de los indígenas de la sierra mixe-zapoteca
El sacerdote holandés falleció el pasado 13 de febrero según lamentó UCIRI
Se le brindará tres días de homenajes por parte de comunidades indígenas y organizaciones
El sábado se le oficiará una misa en la Capilla de Dios Padre y luego será sepultado en el panteón de Barranca Colorada
Gerardo Valdivieso Parada
Cuando supe que en 2022 UCIRI (Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo) cumplía 40 años de su fundación quise entrevistar a Frans Vanderhoff, el sacerdote nacido en los Países Bajos, que había organizado a los indígenas de la sierra para saltarse a los coyotes y vender su café de manera directa. Quería saber la historia de la organización y conocer la relación del economista y teólogo con el obispo de los pobres Don Arturo Lona Reyes. Su teléfono me lo compartió amablemente el veterano periodista Alberto López Morales. Le mensajié para solicitarle la entrevista, “a las 9 estoy en la oficina” me respondió. Cuando llegué a la oficina de UCIRI en Ixtepec tuve que pasar a lo largo de la sala llena de empleados trabajando en sus labores para llegar a su pequeño cubículo. Me dio la impresión que lo tenían como una valiosa reliquia.
Me intimidó un poco sus cinco doctorados y su presencia de hombre alto y robusto. También me sorprendió que a sus 83 años fumara sin pena. “¿qué me va a preguntar?” fue lo primero que dijo después de darle la mano con cierta desconfianza, balbucee algo nervioso sobre UCIRI y el Obispo. Era un hombre sencillo, que con todas sus maestrías y libros publicados, se refería a los campesinos de la sierra como sus “compas”.
Gerardo Valdivieso.- Cuando leí su biografía, me decía que venía usted de una familia campesina de Holanda, me preguntaba ¿qué sembraba su familia allá?
Frans Vanderhoff.- Si. Trigo, papas, pero sobre todo teníamos vacas, pasto, leche principalmente.
G.V.- Y otra cosa que me llamó la atención fue que tenía usted, que estudió la maestría en economía
Vanderhoff.- Economía política y luego teología. Si. Y después me dieron otros doctorados en Europa. Tengo cinco doctorados. Pero mis pollos no se ven impresionados, quieren maíz, punto.
G.V.- También leía que usted salió de Chile luego del golpe militar de Pinochet. Llegó a México ¿en qué año llegó al istmo?
Vanderhoff.- 1980, octubre del ochenta.
G.V.- Me imagino que se fue a presentar con el obispo
Vanderhoff.- No. Tuvimos problemas en México, ciudad, por la guerra sucia. Con el secretario de gobernación (Jesús) Reyes Heroles y el obispo de Cuernavaca que fue mi jefe cuando vine de Chile, él me llamó para ir a México para acompañar a los refugiados, un montón de refugiados…
G.V.- Que venían de Chile
Vanderhoff.- Chile, Argentina, Bolivia, Nicaragua. Pero hubo problemas políticos por la guerra (sucia), dos veces me pusieron una pistola en la cabeza para expulsarme.
G.V.- Cuando apenas llegó usted
Vanderhoff.- Si. Ya tenía siete años que estaba en el DF
G.V.- Me imagino que fue la secretaría de (traté de recordar el nombre de la Dirección Federal de Seguridad) que investigaba de la guerra sucia ¿se tuvo que entrevistar con el Secretario de Gobernación?
Vanderhoff.- No. Él me ayudó para entrar a México, porque yo no tenía ningún papel, nada, nada, porque se me quitaron todo. Sergio Méndez Arceo, obispo de Cuernavaca, él arregló los papeles, en quince días yo tenía papeles mexicanos. Pero por todo este problema Sergio Méndez me dijo un día “Francisco tienes que salir del DF, ya no podemos protegerte y tienes que ir a Tehuantepec”. Ah chingao ¿dónde queda Tehuantepec? “Al sur, ya hablé con el obispo, él te está esperando” ok. Pero yo no conocía a Arturo, entonces soy yo vino en 80, para platicar, en cinco minutos nos pusimos de acuerdo.
G.V.- ¿Cuál fue su primera impresión del obispo?
Vanderhoff.- Abierto. Muy pronto descubrimos que estuvimos en la misma línea. Él no quería que fuera párroco o algo así. En Chile yo me hice sacerdote obrero, trabajamos lo más directo en el sector obrero, yo trabajé en una mina de cobre y en México en una planta de Ford haciendo ejes traseras. Él no quería que yo ser párroco, pero más tomar el carril de la cara social del mensaje cristiano: dar de comer a los que tienen hambre, punto. Y nos pusimos de acuerdo. Regresé a México, arreglé las cosas allá y en octubre vino aquí. De pura casualidad encontré en México gente de Barranca Colorada…
G.V.- De Ixtaltepec
Vanderhoff.- De Ixtaltepec. Ellos me invitaron en una boda, en una fiesta, me gustó el clima y me quedé. Porque Arturo no quería que yo iba estar muy lejos en la montaña o lo que sea, pero cerca para que podríamos tener suficiente contacto. Él me propuso Comitancillo, pero fui allá, pero no me gustó, no sé por qué. Pero en Barranca yo me quedé, y ya tengo 42 años en el pueblo. Conseguí casita que estaba abandonada, que fue la casa más vieja de Barranca, fue la mojonera antes, cuando vivieron arriba. Arreglamos entre todos, con suficiente terreno atrás para hacer una pequeña milpa. Pronto conseguí de tierra ejidal un pedazo de terreno, cuatro, cinco hectáreas, para sembrar maíz, frijol y chile; y una parte de pasto, yo conseguí unas diez vacas, porque eso fue lo que aprendí de chico: ordeñar vacas, los ordeñaba en las mañanas y en la tarde a regresar. Hice queso. Me gustó.
Al principio Don Arturo me pidió sobre todo atender un poco problemas. Juntos fuimos a la sierra chontal. Broncas muy gruesas en Tecpan, San Pablo Topiltepec, San Pedro Topiltepec, Guiegolani, broncas, broncas, sobre terrenos, matanzas. Logramos algo, por lo menos que hubo cierto tipo de paz, que no mataron más gente ya fue ganancia. Al mismo tiempo Arturo me pidió, porque él sí supo que en la sierra zapoteca-mixe hubo proceso de miseria, miseria rotunda. Hubo un equipo misionero en Santa María Guienagati, padre Roberto, Rosa Nélida y toda esa gente que estaban aglutinando Comunidades de Base, ver qué se podía hacer. Ellos con Arturo me pidieron acompañarlos a ver qué hay y qué se puede hacer o que no se debe de hacer, son dos cosas. Para aprender algo, porque supe que era zona de cafetaleros, tres veces fui a cortar café allá en Pajaritos para aprender cómo es el negocio. En las mañanas cotorreando con los compas en la cafetal muy pronto me dio cuenta cómo estaban las cosas…
G.V.- ¿Qué municipio? ¿Guienagati era?
Vanderhoff.- Donde yo estaba era Santiago Lachiguiri. Padre Roberto tenía la parroquia en Guienagati, abarcando un montón de pueblos, mucho, mucho trabajo. Hicimos una reunión en el templo de Guevea en el 81, para con unos más de cien compas, socios, cafeticultores, para analizar qué hay. Todos se quejaron sobre el problema del coyotaje, intermediarios, etc. De hecho allá nació UCIRI. Única solución que nos dieron fue “tenemos que independizarnos y buscar por nuestros propios medios, vender el café, pero lo más directo”. Reuniones, muchas reuniones, ir a todos los pueblos. Muy pronto siete comunidades dijeron “vamos a entrarle como comunidad”. Y formamos legalmente la Unión, UCIRI, en el ochenta y dos.
G.V.- Pero me parece que en el 81 vendieron, ya habían hecho una venta de varias toneladas.
Vanderhoff.- No, no, no. Porque no tuvimos nada, nada…
G.V.- Porque tenía entendido que antes de la fundación ya habían hecho una venta
Vanderhoff.- Eh. Sí es cierto. Muy poquito. Por contacto con ARIC (Asociación Regional de Interés Colectivo) de Misantla (Veracruz), porque tuvimos nada, ni siquiera costales, todo lo tuvimos que aprender. Este ARIC nos ayudó para hacer los primeros pasos. Juntamos el café y lo llevamos a México, Tlalostoc donde ellos tenían la maquiladora. Fueron los primeros pasos pero muy bueno porque fue otro precio, completamente diferente. Analizando en Guevea de aquél entonces, por el hecho que soy economista de origen, calculé qué es el costo real de un kilo de café para producirlo. A base de preguntas ¿cuánto tiempo esto?, una plantilla, abono, todo, todo; de siete años de producción descubrimos que el costo de aquel entonces es de 92 pesos, un kilo, los coyotes pagaban 37, sobra una gran diferencia. Al mismo tiempo yo supe que fue el precio del mercado: 132, esto es el precio del mercado, porque el café lo cotizan en la Bolsa de Nueva York. En la primera trato con ARIC llegamos por los menos de 83 pesos el kilo, hubo costos de traslado, etcétera, pero fue mucho más que 37. Esto corrió como fuego por la montaña, caray, ¡este café vale! Esto causó que muy pronto inauguramos los estatutos, etcétera, que fue muy complicado. Más de 36 pueblos que se juntaron en uno solo organización, tuvimos un montón de socios, cuatro mil o más. Muy pronto logramos contacto con organismos en Europa, que se llama mercado alternativo, ellos sí tenían interés de comprar directo café UCIRI. Así en el 84, 85, 86, exportamos, ya tuvimos permiso de exportación, sobre todo la cuestión de la cuota de café fue todo un problema, que ya lo eliminaron, pudimos exportar todo, en parte en este tipo de mercado, en parte en el mercado normal. En el 87, fuimos con algunos compas a Europa, para hablar con clientes, con organismos etcétera, etcétera, para no hacerte el cuento largo, formamos el Comercio Justo. En 85, tomamos en asamblea la decisión de convertir la producción semiconvencional a orgánico, aprendimos de un compa en Chiapas cómo hacerlo, el abono, renovación, cómo podar, todas estas técnicas, no usar químicos, pero este no se acostumbra arriba. Fue bastante fácil cambiar de convencional a orgánico y fue internacionalmente certificado por organismos. En tanto en el noventa y tantos formamos nuestra propia certificadora CERTIMEX. Hablandole con Arturo, él siempre está interesado en lo que estaba pasando allá en la sierra, porque es la sierra zapoteca-mixe y la sierra chontal, también son cafeticultores, en una sola organización. También es algo nuevo que tres etnias diferentes en una sola organización, sin hacer muchas broncas, porque zapotecas y mixes son culturas muy diferentes. Pero sí, desde adentro, desde el principio, aprender de uno al otro, hacer diálogo, no despreciar, no discriminación. Porque sí hubo mucho discriminación de los zapotecos del valle, los vallistas no querían ver a los “pendejos” de la sierra. Fue muy alarmante, feo, feo, pero esto ha cambiado por completo. Don Arturo estaba muy interesado en lo que estaba pasando, vino muchas meses, cada tres años tuvimos un festival, muy amplio, tres días, normalmente en el cambio de Mesa Directiva, pero también para recuperar la historia de los pueblos, festival de canto y poesía, una parte, pero también una celebración muy al estilo de los pueblos indígenas. Arturo siempre estaba animando, con sus chistes, el obispo siempre lo supo hacer muy bien.
G.V.- ¿En qué año pasaron de?, tengo entendido que lo vendían natural y en Europa lo tostaban ¿Cuándo pasaron de venderlo natural, sin procesar a tostarlo?
Vanderhoff.- (desconcertado por mi ignorancia del proceso del café) Si se vende en café en verde aunque se necesita maquinaria, aquí tenemos en Lachibiza para hacer el café pergamino, porque los compas entregan el café pergamino seco…
G.V.- No entendí lo del pergamino ¿lo secan?
Vanderhoff.- Cortas el café y tienes la cereza que el mismo día tienes que pasar por molino para quitar la cáscara principal, que sirve para abono, porque es excelente para eso. Después lo dejas fermentar 24 horas en agua, porque hay también una capa de miel después de la cereza. Lo lavas y lo secas. Siete ocho días en el sol, cuando ya está seco lo metes en el saco, poco a poco, depende del grupo lo mandan a la central. Tienes el grano pergamino a los dos mitades, obtienes el grano verde, tienes que seleccionarlo por tamaños etcétera y a base de calidad lo exportas. Cuando la calidad no es muy buena lo mantienes aquí, este muy pronto empezamos a usarlo como café soluble. Desde hace no más de quince años empezamos a tostar el café para mercado nacional, que en principio fue muy poco pero entre tanto ya es bastante son dos contenedores, unas cuarenta toneladas que tostamos y lo vendemos a nivel nacional, que es el mejor negocio, porque todo el valor agregado queda en tu casa y el resto si los exportamos, a cinco países, Suecia, Holanda por un tiempo pero ahora ya no, Alemania, Austria, Suiza, Italia y Francia y Canadá, estos fueron nuestros clientes. Exportamos unos treinta, cuarenta contenedores al año, si fue mucho, mucho trabajo. Aunque en los años 2015, 2016, llegó la Roya y perdimos todo. Después de la Roya se tiene que resembrar las plantas nuevas. Este hongo come la hoja y pierdes todo y es muy contagiosa, brinca muy rápido, por los pájaros, por el viento, etcétera, fue generalizado, no fue solamente nosotros, empezó en Chiapas. Resembrarlo con plantas que sí son más resistentes a la Roya, hay ciertas variedades del café, oro azteca y genser sobre todo. Son resistentes mas o menos, aunque tiene que prevenir la Roya. Apenas están empezando las plantas nuevas su producción, para este año estamos llegando a unas 300 toneladas y el otro año, yo creo, dicen, a 350. Son cada año un poquito más por las plantas nuevas que están produciendo.
G. V.- Tengo entendido que en la historia de UCIRI hubo personas que fueron asesinadas, en ese proceso no subió atentados o amenazas.
Vanderhoff.- Sí estuvimos en la cárcel en Guigovelaga. Es parte del juego.
G.V.- ¿qué autoridad lo metió a la cárcel?
Vanderhoff.- Los caciques
G.V.- ¿de qué lo acusaron?
Vanderhoff.- De comunistas, que no tenemos nada que ver con todo eso. Los coyotes sobre todo, pero también los intermediarios, vieron que estaban perdiendo el mercado y fue un mercado muy jugoso para ellos y de repente ya no, porque tiene que mendigar para obtener un kilo de café cuando todos ya entregaron todo el café a UCIRI.
“No te dejes”. Vanderhoff el amigo incondicional del obispo de los pobres
En esta segunda parte de la entrevista realizada a Frans Vanderhoff en el 2022, se aborda sobre las mejoras para los pueblos de la sierra que vinieron con la comercialización del café de parte de UCIRI, y la reacción violenta de los caciques, coyotes e intermediarios. Al final platica sobre la relación de estrecha amistad que tuvo con el obispo Arturo Lona Reyes, una comunicación que nunca interrumpieron tanto en el desarrollo del proyecto comunitario, como en los problemas que atravesó el llamado “padre obispo” durante su jubilación al cumplir los 75 años, y los cambios que se introdujeron para descarrilar su trabajo misionero. El teólogo y economista animó a su amigo a no desfallecer y seguir adelante afrontando los ataques.
Gerardo Valdivieso.- Le ganaban más del doble
Frans Vanderhoff.- Ah, ya. Los coyotes que estaban eran unos ricachones. Al principio hubo mucha resistencia, matanzas, sobre todo cuando también empezamos con un montón de proyectos: mejoramiento de la casa, techos de lámina, estufas Lorena, letrinas seca, para tener una casa más en orden, la línea de transporte. Hicimos una línea de autobuses, para que la gente se pudiera trasportar más cómodamente que arriba de los sacos de café de los coyotes, y estos sirve para ellos a un costo muy bajo pero también un gran negocio se podría ir con ellos sobre los sacos pero a 50 pesos para llevarlos a Ixtepec, o caminar, antes la gente caminaba. Sí perdimos gente, 37, sobre todo después de un festival con metralleta. La gente resistió, supimos quienes lo hicieron, hicimos denuncias, pero los coyotes estaban bien protegidos por el gobierno, por gentes locales.
Uno de los coyotes más fuertes, Raymundo, ahora es un hombre de Lachiguiri, sí fue muy cabrón. Antes de morir llegaron a la mesa directiva de UCIRI a pedir perdón, lo hicieron mal y la organización les hizo bien. Los caciques tiene esa doble función explotar y ser benefactor.
G.V.- Si, claro. Tienen esa doble función ¿no? Representan al pueblo pero también se benefician, en sí el cacique no es malo en sí, es el que no tiene ningún cargo público pero representa al pueblo.
Vanderhoff.- Dicen.
G.V.- jajaja, si
Vanderhoff.- Ya casi el caciquismo ya desapareció por completo. Hay pequeños raíces en Guevea, pero ya está controlado.
G.V.- Según leí, en los dos municipios que inició UCIRI es Guevea de Humboldt y Santa María Guienagati
Vanderhoff.- Y Lachiguiri y Coatlán y San Pablo
G.V.- ¿Cuándo se unieron los Chonatles? ¿En qué año?
Vanderhoff.- Fue al principio
G.V.- En el mismo año
Vanderhoff.- Si, en el mismo año
G.V.- Fue rápido entonces
Vanderhoff.- Si, rápido. Porque trabajé un rato con los compas de San Pablo, yo fui para invitarlos y sí vinieron compas a la reunión y ellos se anexaron en el mismo principio. Y aquí Santo Domingo Petapa también de bienes comunales.
G.V.- Estoy viendo que tiene una taza de Nescafé. Estaba leyendo una nota que hizo Diana Manzo de La Jornada que decía que los nuevos enemigos, se podía decir, que antes eran los coyotes y los intermediarios, ahora son las transnacionales, ¿en qué los afecta los transnacionales?
Vanderhoff.- Siempre estaban ¿no? El contrincante principal son los Nestle y California, son los dos grandes, Asta. Pero no hacemos pleito con ellos…
G.V.- Pero ¿en qué les afecta? ¿Hay una competencia desleal?
Vanderhoff.- Si. Nestle trató de entrar arriba (la sierra) con un programa, pero la gente lo mandó al carajo. Cuando tienes organización y resistencia ya puedes dominar y preferir sigan aprovechando, porque el comercio justo es otro tipo de mercado, insertado en el capitalismo bruto, es un mercado democrático entre productor y consumidor, más directo”.
G.V.- ¿Cómo surgió el comercio justo? ¿Nació aquí?
Vanderhoff.- Nació en UCIRI, nació en UCIRI. Como te dije, cuando fuimos en 87 con cinco compas a Holanda y parte Alemania. Discutiendo con un montón de grupos, con organismos de apoyo ONG de América latina, solidaridad, con ellos, si, con mucho discusión, ta,ta,ta,tá, formamos comercio justo. Que ahora es un movimiento mundial.
G.V.- Que abarca muchos países.
Vanderhoff.- 56 países.
G.V.- ¿Cómo fue la convivencia con el obispo (Arturo Lona)? Su relación con el obispo. Me preguntaba si oficia usted todos los días.
Vanderhoff.- No. Nunca lo hice. No. Este no es necesario. Los domingos sí, Barranca o en la sierra, pero ya tengo 83 años, ahorita no puedo moverme tanto. Pero en Barranca todos los domingos tenemos servicio, viene gente de Cheguigo, de Ixtaltepec.
G.V.- ¿ahí vive usted ahora?
Vanderhoff.- Si, en Barranca Colorada. Como dije, yo soy sacerdote obrero, sobre todo la cara social, diaconía lo llamamos. Acabo de escribir un libro sobre eso: “La diaconía como culto divino”, el lado social del mensaje de Jesús, dar de comer a los que tiene hambre, dar de beber a los que tiene sed, visitar a los que están en la cárcel, tratar de defender derechos inalienables de la gente: tierra, trabajo y techo.
G.V.- La frase que siempre utilizaba el obispo ¿siempre fue buena la relación con el obispo?
Vanderhoff.- Si fue muy buena
G.V.- Decían que era muy exigente, ¿nuca tuvo problemas con él?
Vanderhoff.- No, nunca tuvimos problemas con él. No. Él nos apoyaba, él no pudo hacer el trabajo manual organizativo, etcétera, etcétera, no fue su cancha, él fue para apoyar, animar, moralmente. Los compas de la sierra sí lo captaron muy bien. Y él lo supo hacer con sus cuentos. Personalmente yo tuve mucho contacto con él. Él vino a cada rato a Barranca para buscarme, platicábamos. De vez en cuando él tenía problemas con vecinos, obispos, etcétera, de vez en cuando fue muy complicado también para él, venía a desahogarse, yo le decía: no te dejes.
G.V.- Si ¿verdad? En estos últimos años cuando llegó este coadjutor
Vanderhoff.- Con Felipe (Padilla Cardona obispo que sucedió a Lona Reyes) fue un drama
G.V.- Si, si, yo estuve ahí, muy reticente ¿no?
Vanderhoff.- Si. Fue un desmadre. Él sí sufrió de éste pero nunca se dejó. Y su último tiempo viviendo allá en Lagunas, fue activo hasta el último momento. Quince días antes que murió, vino a Barranca para platicar, desde el carro porque no podía caminar.
G.V.- Era lúcido todavía, pudo vivir más sino fuera por el COVID
Vanderhoff.- Si. Lo contagiaron en el hospital. Él siempre tenía el problema de la ciática. Lo iban a tratar otra vez, y en el hospital se contagió de COVID, y se fue. Pero ya noventa y cinco años.
G.V.- 95 iba a cumplir el primero de noviembre
Vanderhoff.- Un día antes murió, el 31 de octubre.
G.V.- muchas gracias padre, por su tiempo
Vanderhoff.- ¿en qué medio trabajas?
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